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11 Días
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8 personas
Español
País independiente desde 1990, Namibia es naturaleza salvaje, paisajes infinitos y etnias de gran valor antropológico como los San o los Himbas. Viajar a Namibia resulta una experiencia apasionante.
Por si fuera poco, su pasado germánico queda reflejado en algunas construcciones y ciertos estamentos políticos. Destino tranquilo y apasionante, Namibia también es un lugar excelente para descubrir los países colindantes como Angola o Botswana.
Viajar Namibia permite adentrarse en uno de los parques nacionales para realizar safari más interesantes del mundo: el Estosha. Grandes paisajes que, en el otro extremo, son de arena y dunas (desierto del Namib) o tamizados de barcos abandonados (Costa de los Esqueletos).
También podemos viajar a Namibia con intereses etnográficos y convivir con los Himba, fotografiar los coloridos vestidos de las Herero o deleitarnos de los «cliqueos» vocales de los San.
Y, si por el contrario, el viajar a Namibia tiene un interés histórico nada mejor que visitar Swakopmund y su edificios coloniales alemanes.
Historia, etnias, paisajes y cultura en un solo destino.
Porque en Índigo Expediciones hemos seleccionado meticulosamente a nuestros corresponsales y por lo tanto sabemos que podemos ofrecerte el mejor itinerario adaptándonos a tus expectativas, a la cantidad de tiempo disponible y a tu presupuesto.
Combinando nuestra experiencia en África con el profundo conocimiento que nuestros corresponsales en Namibia tienen del mismo, hemos confeccionado un itinerario en el que recorrerás este apasionante país. Historia, etnias, paisajes y cultura en un solo destino.
Namibia toma el nombre del desierto del Namib, uno de los más antiguos del mundo, donde destacan las impresionantes dunas de arena rojiza y eje de cualquier viaje por el país. Uno de los emplazamientos más significativos de un país, además, ubicado en el suroeste de África y que limita con Angola, Zambia, Botswana, Sudáfrica y, al Oeste, la salvaje costa del Atlántico.
Un joven país africano que ha hecho del conservacionismo bandera y que exhibe con orgullo sus paisajes insólitos, naturaleza salvaje y rica etnografía.
La ruta Kampeer, “acampada” en la lengua local afrikaneer, precisamente, inicia su andadura por el sur, en el desierto del Namib. Su belleza indómita nos dará paso a una visita a la costa atlántica y a la ciudad de Swakopmund, un ejemplo clarificador del pasado colonial germánico.
Cambiaremos de tercio más tarde para convivir con la etnia de los Himba, más al norte, en la árida región de Kunene. De fuerte tradición y estética espectacular, la visita a los Himba nos dará un interesante contrapunto antropológico para concluir, finalmente, con una estancia en Etosha.
Uno de los grandes parques de África para saborear la sabana más auténtica a la búsqueda de leones, elefantes, rinocerontes, jirafas o cualquier de los animales más significativos del mejor de los safaris que actualmente pueden vivirse en el mundo.
En definitiva, tradición, paisajes, safari e historia, en una aventura única por el corazón de África.
Los Himba, también conocidos como Ovahimba o Muhimba, son con toda seguridad una de las etnias más visitadas y fotografiadas de África, no solo por su estética sino también por su carácter afable.
Pueblo de pastores seminómadas pertenecientes al grupo de los Herero, su territorio se distribuye a lo largo de la región de Kaokoland en el norte de Namibia y en la región de Kunene al sur de Angola. Según diversas fuentes, se cree que los primeros asentamientos Herero se establecieron en el siglo XVI en esta región de África procedentes de la región de los grandes lagos.
Los Himba mantienen su tradición intacta pese a que han sobrevivido a varios conflictos bélicos a lo largo de la historia. Su economía se sigue basando en el ganado, principalmente vacuno, cuyo valor no es solamente económico, sino también social y religioso. Por un lado, utilizan la piel, la carne y la leche en su día a día, pero además el número de cabezas de ganado marca el estatus y la jerarquía social. El ganado está presente en la mayoría de rituales y ceremonias de la etnia, así como también en las bodas Himba constituye parte importante de la dote que la familia del hombre tiene que pagar a la familia de la mujer.
Los Himbas practican la poligamia y el hombre Himba tiene que cumplir sus obligaciones con todas y cada una de sus mujeres.
Las aldeas Himba están formadas habitualmente por dos o tres familias que comparten las tierras de un mismo poblado. Las casas son circulares con una estructura de madera de mopane recubiertas por un revestimiento de adobe, hecho a base de excremento de vaca mezclado con arena, trabajo que es realizado por las mujeres. En el centro de la aldea y protegido del exterior se encuentra el corral, donde el ganado está a resguardo de cualquier peligro.
El fuego tiene un carácter sagrado entre los Himba ya que es el canal para comunicarse con sus antepasados y con su Ser Supremo, llamado Mukuru. Habitualmente este fuego sagrado está ubicado entre la casa del líder de la aldea y el corral donde se guarda el ganado. Alimentado con grandes troncos para que siempre esté encendido, pasa de una casa a otra cuando hay necesidad de cocinar.
Especial interés entre los Himba tiene el culto a los muertos; cuando un hombre fallece se sacrifican con él algunas de sus vacas sagradas con la idea de que las almas de todos ellos se unan. Cuando el fallecido es un niño, se le suele enterrar debajo del corral, donde se guarda el ganado, normalmente ubicado en el centro de la aldea.
La estética, y en concreto el peinado, tiene una especial importancia entre las mujeres; no sólo por apariencia, puesto que también está cargada de simbolismo. De niñas, las Himba se suelen hacer dos pequeñas trenzas en la parte delantera de su cabeza hasta la pubertad; en la adolescencia lucen unas largas extensiones que cubrirán una parte de su rostro y, ya en edad de casarse, la mujer Himba peina sus trenzas hacia atrás y deja su rostro completamente despejado. A partir de la pubertad, las mujeres también lucen el Erembe, tocado hecho con piel de vaca o cabra muy característico de esta etnia.
La mujer Himba dedica a diario un tiempo importante para el cuidado y la estética de su cuerpo. Como, por creencias ancestrales, no tienen permitido usar agua para lavarse, toman a diario un baño de humo que procede del carbón mezclado con hierbas aromáticas en un cuenco especial para ello. Una manta alrededor de la mujer hará que ese olor se adhiera al cuerpo. Después de este proceso, las mujeres embadurnan sus cuerpos con la mezcla de una piedra rojiza que muelen hasta hacer polvo con manteca animal. Esta masa de color ocre, tan característica de las mujeres Himba, la extienden por sus cuerpos para protegerse del sol y de la sequedad.
Desde 2.300€ en programa en grupo.
En privado: consultar.
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Vuelo internacional con destino a Windhoek.
Llegaremos al aeropuerto internacional Hosea Kutako, en la capital namibia de Windhoek donde, tras cumplimentar los trámites de entrada al país y recoger el equipaje, nos encontraremos con nuestro guía. Emprenderemos nuestro recorrido hasta el Parque Nacional Namib-Naukluft y, en el trayecto, haremos una parada en la pequeña localidad de Solitaire, en el borde del Parque Nacional Namib-Naukluft. Unos cuantos coches antiguos, de los años 30, son la principal atracción de esta localidad, junto con una gasolinera, que durante años fue la única en kilómetros para abastecer a los viajeros que iban de Sesriem a Walvis Bay.
Ya por la tarde llegaremos a nuestro campamento, en el Parque Nacional Namib-Naukluft, un emplazamiento ideal para explorar el desierto de Namib. Nuestro alojamiento está ubicado junto a la puerta del parque y a poca distancia del cañón de Sesriem, donde siglos de erosión han cincelado una garganta de aproximadamente 1 kilómetro de longitud.
Dependiendo de la hora de llegada, haremos una primera incursión al Parque Nacional y disfrutaremos de la puesta de sol sobre alguna de las dunas más cercanas. A pocos kilómetros se encuentra una famosa duna de 100 metros de altura, una atalaya perfecta para ver el ocaso del día.
Regresaremos a nuestro campamento para la cena.
Antes del amanecer nos adentraremos al PN Namib-Naukluft, la más extensa área de conservación de toda África, con una superficie similar a la de toda Suiza. Ascenderemos a la Duna 45, denominada así por estar a 45 kilómetros de Sesriem.
Más tarde, alcanzaremos las inmensas dunas de Sossusvlei, una de las imágenes más espectaculares de Namibia. Las primeras horas de la mañana son ideales para gozar de este paisaje único ya que el cielo azul claro contrasta con las dunas rojas gigantescas, que se elevan a casi 400 metros de altura. Estas icónicas dunas cobran vida a la luz de la mañana, en un emplazamiento que también es el hogar de la vida silvestre del desierto como el oryx o el avestruz.
Asimismo, descubriremos Dead Vlei, una antigua laguna seca en el que yacen unos viejos troncos de acacia con más de 600 años de antigüedad rodeados de grandes dunas de color rojizo.
Regresaremos para almorzar y, por la tarde, entraremos al parque de nuevo para disfrutar de la belleza del paisaje y hacer una pequeña excursión al cañón de Sesriem, creado por el río Tsauchab, por el que nos adentraremos y apreciaremos en las rocas de sus paredes las marcas distintas de los niveles de agua entre períodos húmedos y secos durante las diferentes eras geológicas.
El antiguo nombre “Sesriem”, significa, en alemán, “seis cinturones”. Ses significa seis y riem significa correa. Según cuenta la historia, para obtener agua de ese lugar, los primeros pobladores usaron seis correas que cortaron de las pieles de antílopes oryx y las unieron para crear una sola lo suficientemente larga para llegar a extraer el agua.
Muy temprano nos dirigiremos hacia la costa atravesando el corazón del parque Namib-Naukluft. Cruzaremos el Trópico de Capricornio y atravesaremos los pasos de Gaub y Kuiseb, rodeados de un espectacular paisaje desértico.
A la hora del almuerzo, alcanzaremos Walvis Bay, uno de los puntos migratorios de aves más importantes de África. En la bahía de Walvis podremos observar una gran variedad de aves marinas como flamencos, pelícanos, cormoranes y, con un poco de suerte, leones marinos y delfines.
Tras la parada en Walvis Bay nos dirigiremos hasta Swakopmund, una ciudad costera con una arquitectura de estilo colonial alemán, conocida por sus amplias avenidas y su terreno desértico que la bordea.
Fundada en 1892 como el puerto principal para el sudeste del África alemana, Swakopmund es la capital turística de la Costa de los Esqueletos y, uno de los mejores emplazamientos para la práctica de deportes de aventura.
El lugar nos ofrece una gran oferta de restaurantes y tendremos la oportunidad de degustar de una gastronomía autóctona esta noche.
Saldremos de Swakopmund en dirección a Cape Cross, donde se encuentra una de las colonias de lobos marinos más grande del mundo. Unas pasarelas de madera nos permitirán adentrarnos sobre el territorio de estos animales y observar su frenética actividad diaria.
(Debido a la cantidad de animales que hay en la zona, se desprende un fuerte olor que puede ser desagradable para algunos viajeros).
Seguiremos nuestra ruta dirección Damaraland hasta llegar a Twyfelfontein acompañados por el macizo de Brandberg, el más alto de Namibia. De camino a Twyfelfontein pasaremos por Uis, un antiguo pueblo minero famoso por su estaño y por sus piedras preciosas.
Una vez en Twyfelfontain e instalados en nuestro campamento, tendremos la oportunidad de observar una de las concentraciones de arte rupestre más ricas de África, Twylfelfontein, “fuente de duda” en lengua local, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2007.
Hoy nos dirigiremos a Opuwo, capital de la región de Kunene, cuyo trayecto será de unas 5-6 horas aproximadamente. Dependiendo de la hora de llegada, por la tarde, visitaremos un poblado Himba donde tendremos un primer contacto con este grupo cultural y su forma de vida.
Opuwo, que significa «el fin» en Herero, es considerada la capital de la región y es la puerta de entrada a las magníficas Cataratas Epupa.
El paisaje de alrededor se caracteriza por colinas bajas y vastas llanuras desérticas habitadas por una gran cantidad de vida silvestre adaptada al desierto.
Jornada para conocer las cataratas Epupa. Ubicadas en la zona de Kaokoland, en las proximidades de Angola, Epupa Falls son una pequeña serie de cascadas creadas por el río Kunene, creando cientos de pequeñas piscinas naturales.
Las Epupa Falls, que precisamente significa “caída de agua”, conforman un gran espectáculo combinado con el árido desierto y las escarpadas montañas.
Una visita que se complementa con la observación de los majestuosos baobabs, así como la presencia de gran variedad de aves.
La región es territorio de las etnias Himba y Muhacaonas. Estas dos etnias comparten territorio a los lados del río Kunene (Namibia y Angola). Se dedican principalmente al pastoreo y a la agricultura. La estética de la mujer Himba con sus peinados y vestimenta, es una de las más exuberantes que podemos encontrar en África. Durante nuestra estancia en la zona nos impregnaremos un poco más sobre la tradición y la cultura de esta etnia.
Desde Opuwo nos dirigiremos al Parque Nacional de Etosha, donde nos adentraremos, ya por la tarde, realizando nuestro primer safari en dirección a nuestro campamento. Conoceremos Etosha Oeste, la parte occidental del parque, caracterizado por un magnífico paisaje de terreno ondulado y marrón rojizo, que contrasta con el de arcilla blanca y polvoriento de otras zonas.
El parque cuenta con numerosos pozos de agua, lugares ideales para observar a elefantes, rinocerontes, leopardos y leones, entre otros.
El Parque Nacional de Etosha nos ofrece unos de los mejores safaris de África. Conocido por la vasta región llamada Etosha Pan, que le da un característico color blanco debido a los restos salinos y calcáreos. Es uno de los mejores lugares para la observación del rinoceronte negro ya que, una parte importante de la población de este gran mamífero habita en esta reserva.
Algunos de los alojamientos ubicados dentro del parque nos permitirán observar un desfile de animales que se acercan a beber agua en las lagunas, durante el ocaso.
Amaneceremos con el salar de fondo. Una nueva jornada de safari en Etosha, que significa «gran área blanca» y que hace referencia a las grandes depresiones secas en pleno parque nacional. Esta zona nos regala imágenes únicas de animales envueltos en un polvo blanquecino. Esta área está repleta de abundante vida silvestre. Podremos observar a leones, elefantes, rinocerontes negros y jirafas, así como una gran variedad de aves.
Después del desayuno, dejaremos el Parque Nacional de Etosha y nos dirigiremos hacia Windhoek. Jornada de tránsito volviendo a la capital. Haremos una parada en Okahandja, un pueblo muy famoso por tener el mercado artesanal más grande de Namibia. Comeremos por el camino y llegaremos por la tarde a nuestro alojamiento.
Windhoek ofrece varias alternativas en restaurantes. Nuestro guía nos ayudará a reservar y planificar los traslados necesarios para la cena de esta noche.
Última jornada en Namibia. A la hora convenida, traslado hasta el aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a casa.